Condrictios y el hombre
A lo largo de la historia el hombre ha incorporado a estos animales en su cultura y su mitología como forma de expresar el miedo a lo desconocido, el respeto a la naturaleza, la organización social o su economía.
La interacción con los tiburones varía mucho según la localización geográfica de las poblaciones donde se produce. Así la iconografía de los escualos en islas o zonas costeras es diametralmente opuesta a la que se da en zonas continentales.
Los tiburones se han relacionado con los hombres desde los albores de los tiempos, desde que este puso un pie en el agua, ya fuera para migrar, pescar, ocio o higiene. En ese determinado momento dos líneas supuestamente separadas y condenadas a no encontrarse se vieron abocadas a un baile macabro, a una relación de amor-odio, a una lucha indómita que se libraría durante siglos hasta el ocaso final. ¿Quién diría que el tiburón, ese superpredador, habitante de la Tierra desde el Devónico, rey de los océanos vería su reino cercenado y casi acabado por un ser simiesco, frágil, bípedo, sin miembros adaptados para la natación ni dentaduras especializadas en ingerir escualos?
Las leyendas y mitos sobre estos animales se remontan a tiempos antiquísimos.
La palabra "shark" procede de las lengua maya "xooc". Antes de la colonización de América al tiburón se le denominaba en inglés "dog-fish". Aún hoy en día este término se usa para especies como la mielga (Squalus acanthias) y familias de tiburones como la Scyliorhinidae. En la mitología amerindia el tiburón no ocupaba un lugar prominente salvo en ciertos pueblos.
En algunas tribus como la Pomo (norte de California) se tenía la concepción del tiburón como un ser peligroso y antropófago. En otras etnias se pensaba que el tiburón era un presagio de huracanes y tormentas. También existe una leyenda algonquina en la cual se dice que una bruja malvada trató de engañar al héroe mitológico Glooskap y como castigo esta fue trasnsformada en el primer tiburón de la historia(quizás en algún post dedicaré un mayor espacio a estas leyendas). Los pueblos haida y klingit de la costa pacífica norteamericana realizaban releves de mielgas o cazones en su arte. Esto quedaba patente también en los tocados o los tótems de madera.
Los tiburones se han relacionado con los hombres desde los albores de los tiempos, desde que este puso un pie en el agua, ya fuera para migrar, pescar, ocio o higiene. En ese determinado momento dos líneas supuestamente separadas y condenadas a no encontrarse se vieron abocadas a un baile macabro, a una relación de amor-odio, a una lucha indómita que se libraría durante siglos hasta el ocaso final. ¿Quién diría que el tiburón, ese superpredador, habitante de la Tierra desde el Devónico, rey de los océanos vería su reino cercenado y casi acabado por un ser simiesco, frágil, bípedo, sin miembros adaptados para la natación ni dentaduras especializadas en ingerir escualos?
Las leyendas y mitos sobre estos animales se remontan a tiempos antiquísimos.
La palabra "shark" procede de las lengua maya "xooc". Antes de la colonización de América al tiburón se le denominaba en inglés "dog-fish". Aún hoy en día este término se usa para especies como la mielga (Squalus acanthias) y familias de tiburones como la Scyliorhinidae. En la mitología amerindia el tiburón no ocupaba un lugar prominente salvo en ciertos pueblos.
En algunas tribus como la Pomo (norte de California) se tenía la concepción del tiburón como un ser peligroso y antropófago. En otras etnias se pensaba que el tiburón era un presagio de huracanes y tormentas. También existe una leyenda algonquina en la cual se dice que una bruja malvada trató de engañar al héroe mitológico Glooskap y como castigo esta fue trasnsformada en el primer tiburón de la historia(quizás en algún post dedicaré un mayor espacio a estas leyendas). Los pueblos haida y klingit de la costa pacífica norteamericana realizaban releves de mielgas o cazones en su arte. Esto quedaba patente también en los tocados o los tótems de madera.
Donde se puede hablar de una relación estrechísima entre el hombre y el pez es en la Polinesia, siendo el summum de esto las islas hawainas. En estas la gente trataba a los escualos casi con reverencia. El pueblo hawaiano no se puede entender sin atender a su inherente vida oceánica. Por lo tanto los contactos entre hawaianos y tiburones han sido numerosísimos a lo largo de la historia. Todos los años de interacciones hicieron que para ellos el tiburón fuera un animal tan emblemático o más como puede ser el lobo para los pueblos peninsulares. La presencia de deidades escualiformes es elevada.
Un ejemplo de estas leyenda es el mito del dios-tiburón de Kohala, Kapa'Aheo en la que se narra como un ser homólogo al hombre-lobo europeo, un hombre que se transformaba en tiburón (un nihui, no está claro si tigre o blanco) secuestraba a nadadoras y de estas no se volvía a saber nada más. Siempre que se producía las desapariciones se podía ver a un misterioso extranjero en la otra orilla. Sin embargo una vez un pescador vio el ataque de este en forma de escualo hacia una chica y llamó al resto de miembros del poblado. Los pescadores rodearon a la joven para defenderla y entonces se produjo una brutal batalla. Después de numerosas heridas infligidas por los arpones Kapa'Aheo se retiró. Sin embargo cuando regresaron a tierra firme los pescadores pudieron observar el cuerpo moribundo del extranjero. Tras su muerte se transformó en piedra.
Especialmente interesante también es la el mito de Punia y el rey de los tiburones, Kaialeale. En esta historia Punia quería engañar a tan variopinto monarca y a sus secuaces para poder entrar en la cueva de las langostas. Punia dijo a los tiburones que cogería las langostas y entonces arrojó una roca al mar y aprovechando la distracción de un guardia tiburón entró en la cueva y se llevó dos langostas. Después dijo al rey que había sido el guardia el que le había dicho como entrar. Entonces, este, rabicundo mató a su compañero. Así Punia fue consiguiendo uno a uno los asesinatos de los súbditos hasta que solo quedaba el noble tiburón. De este modo Punia atrajo a Kaialeale con carne metida dentro de una concha de lapa hacia los pescadores que lo atraparon y mataron.
A mi la leyenda que más me gusta es la del hijo del rey de los tiburones, Nanaue. Ka-moho-alii, el rey de los tiburones de la Isla Grande, se enamoró de una bella hawaiana, Kalei. Fruto de su amor tuvieron un hijo. Sin embargo antes de desaparecer para siempre el rey le contó a su amada que pariera sola y que jamás diera ningún tipo de carne a su hijo. El vástago era muy bello pero tenía una terrible deformidad, una boca de pez en la espalda. Por ello, Nanaue siempre iba tapado. Sin embargo las mujeres y los hombres no podían comer juntos y finalmente Nanaue probó la carne. Esto le despertó su voraz apetito. Le crecieron dientes en la boca trasera y empezó a sumergirse en el océano para alimentarse.Conforme crecía también aumentaba sus atributos de tiburón. La gente empezó a desaparecer. Para averiguar quién era el causante de tal matanza, el jefe del poblado reunió a toda la gente y les hizo pisar hojarasca. Si había un dios-tiburón entre ellos, este por su carácter divino no haría crujir el material vegetal. Tanto su madre como Nanaue estaban aterrorizados y este dio un paso en falso, resbalándose y dejando a la vista su espalda. Los hawaianos comenzaron a arrojarle piedras hasta que el príncipe se sumergió en una laguna interior. Su padre, previsor, había construido un túnel para que su hijo pudiera huir en caso de ser descubierto. Nanaue así lo hizo y se reunió con su padre. Otra versión dice que escapó a otro poblado de la isla pero conformé envejecía se volvía más hambriento y finalmente fue capturado y molido a palos hasta matarle. Después le cortaron en pedazos y le incineraron. Personalmente prefiero la primera versión.
A pesar de todo ello no todas las leyendas hawaianas sobre tiburones son malas, como la de la diosa-escualo Ka'ahupahau que ayudaba a la gente a huir de tiburones antropófagos.
En el resto de la Polinesia la relsción con los tiburones suele ser más bien utilitarista aunque hay excepciones como la de los habitantes del atolón de Tarawa, que adoraban al gran tiburón blanco.
Otros pueblos del Pacífico creían en Dakuwanga, un dios-tiburón que se alimentaba de almas.
Hay algunos que llegaron más lejos y ofrecían sacrificios humanos a su dios-tiburón mientras llevaban una máscara semejante al morro del escualo.
Algunos pueblos amerindios creían que la costelación de Orión representaba la pierna que le faltaba a Nohi-Abassi, un hombre atacado por tiburones en su folclore.
En Japón el dios de las tormentas era un dios-tiburón. En las guerras sino-japonesas los pilotos chinos usaban como emblema un tiburón tigre para atemorizar a las tropas imperiales.
En occidente las cosas son muy diferentes. Desde los tiempos de la civilización griega ha estado patente este animal. No se permitía comer carne de tiburón en las festividades dedicadas a mujeres pues hay un mito que cuenta que Cerbero salvó a Delia del ataque de un escualo que volcó su barca y entonces se enamoraron para siempre.
Lamia, la antecedente de las historias de vampiros, era la hija de Poseidón y debido a su voraz apetito y como venganza del robo de sus vástagos por la mujer de Zeus secuestraba niños y los ingería. Aveces adquiría la forma de un enorme tiburón.
Fuera de la leyenda y el mito ya Aristóteles se dedicó a observar la vida marina en la isla de Lesbos. Además recopiló testimonios de pescadores, marineros y buceoadores recolectores de esponjas. Así, en su Historia Animalium admitió el parentesco entre rayas y tiburones, gracias sobre todo a su naturaleza cartalaginosa. Además el eminente primer biólogo también descubrió la extraña naturaleza de la tremielga (Torpedo torpedo) : "La tremielga narcotiza a los animales a los que quiere capturar y les vence con el poder de descarga que reside en su cuerpo; también se esconde en la arena y en el lod y captura a todos los animales que nadan en su dirección. De hecho, este fenómeno ha sido observado en plena actividad [...] de la tremielga se sabe que causa un entumecimiento incluso en humanos."
Sin embargo, en otros aspectos Aristóteles no estuvo muy acertado, como en el afirmar la rigidez del cráneo del tiburón y que por ello mordían boca-abajo. También decía que el veneno de las pastinacas duraba hasta después de morir la raya y que era capaz de marchitar las plantas si se frotaba los aguijones contra la corteza. Sin embargo Aristóteles no dió importancia a los ataques de tiburón, bien por escasos o por esperables. En Grecia el aguijón de pastinaca pulverizado se usaba como anestésico dental junto a heléboro. También era una creencia extendida que clavar dicho aguijón en el ombligo de las encintas facilitaba el parto.
Durante el Imperio Romano destacó las observaciones de Plinio el Viejo. Sin embargo el naturalista tenía una visión ciertamente sesgada y exagerada aunque entendible. Describía a los tiburones como una nube que se elevaba por encima de los buceadores que les cortaban el paso. La única de librarse de ella era apuñalarla. Plinio advertía de la belicosidad de los escualos, afirmaba que atacaban a las partes blancas. Además decía que la presencia de peces plano significaba la ausencia de tiburones. Plinio aseguraba que en el galeo se encuentra el antídoto para el veneno de las pastinacas al ser este su depredador.
Un hecho curioso es la historia bíblica de Jonás y la ballena. Muchos expertos afirman que el animal que engulló al profeta enviado por Dios para posteriormente liberarle en tierra firme no era una ballena sino un tiburón. Afirman que esto puede ser así por que estos condrictios pueden proyectar su estómago hacia fuera para verter su contenido. Yo personalmente me lo tomo como una mera metáfora o una exageración irracional.
La primera representación de un ataque de tiburón data de Nápoles en el 725 a.C. realizada en un jarrón.
Tras la ocupación americana de Hawai hay testimonios que afirmaban que los reyes hawaianos habían realizado verdaderas luchas de gladiadores entre presos y tiburones. El convicto solo llevaba como arma un diente de tiburón.
Conforme empezó a aumentar la popularidad de las vacaciones en la costa y el baño los ataques de tiburón se hicieron presentes. Así a lo largo de la historia se han producido episodios donde habido numerosos ataques como los de New Jersey en 1916, que inspiró la obra "Tiburón".
En la II Guerra Mundial aumentó el número de ataques de tiburón, sobre todo producido por los numerosos naufragios, batallas o accidentes aéreos que acababan con los pilotos en el océano o explosiones de submarinos.Un hecho especialmente llamativo fue el hundimiento del crucero pesado yanqui USS Indianapolis por un submarino japonés. Parte de la tripulación fue atacada por tiburones, presumiblemente jaquetones de ley (Carcharhinus longimanus). Hay que decir que Steven Spielberg, entonces en el ejército, fue superviviente a estos sucesos. Su fobia posterior explica la película "Tiburón"(1975).
Se puede decir que el el largometraje representó un hito en la histeria colectiva y en la matanza indiscriminada de tiburones como respuesta que alcanzó cotas altísimas en la década de los 80. Por no hablar del número de muertos causados por pesca de arrastre o por la barbárica costumbre de seccionar la aleta dorsal del tiburón y después de ello dejarle agonizar en el mar. Un a brutal práctica que merece el peor de los castigos y que no se seguiría realizando si la gente no consumiera ese plato que es una oda a la decrepitud mental. Desde aquí os animo a boikotear cualquier restaurante que ofrezca este plato en su carta. También el hombre se aprovecha del tiburón para su alimentación (sobre todo del cazón), para la salud (aceite de hígado de tiburón, sobre todo del enorme tiburón peregrino, aunque gracias a los productos sintéticos su consumo ha bajado), para revestir (ej.uso de la piel áspera del pez sin tratar, también llamado chagrín) y para su ocio (como la pesca, práctica incivilizada sin ningún otro objetivo que inflar egos).
Si eliminamos a un superpredador como el tiburón de la cadena trófica océanica los mares se verán de tal forma modificados que ya nada será igual, tanto la fauna como los ecosistemas como un todo, pues olvidamos el papel capital de los tiburones como reguladores esenciales de su hábitat.
Aproximadamente 200 millones de tiburones son asesinados cada año. En lo que llevamos de año solo se han registrado 20 ataques de tiburón y un único muerto. Parece claro cual es el asesino despiadado y cual es la víctima.
It doesn't matter what you write!
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