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lunes, 26 de marzo de 2012

Los condrictios olvidados

En esta entrada voy a hablar sobre esos condrictios que están sumidos en el velo de la ignorancia. Voy hablar de las quimeras. Estos parientes cercanos de las rayas y tiburones son un enigma viviente. Tienen cerca de 400 millones de años de antigüedad y a pesar de su diseño "prehistórico" han conseguido sobrevivir a extinciones masivas, superpredadores, y, por el momento a la mano del hombre. Cuando hablo de quimeras no estoy hablando de ese ser mitológico con cuerpo de león, cola acabada en cabeza de ofidio y con una testa de cabra en el lomo. Me refiero a un grupo de peces cartilaginosos que aglutina a unas 35 especies distintas.
Se cree que el orden de los Chimaeriformes se escindió de los escualos en el período Devónico. Las quimeras tienen  una cabeza grande en comparación el resto del cuerpo, ojos enormes y prominentes, boca ventral, parecida al a de un conejo, hocico distinto según la especie y branquias con una sola apertura protegidas por una membrana (opérculo branquial) al estilo de los osteictios. La mayoría disponen de una espina dorsal venenosa utilizada para defenderse (al estilo de suños y otros tiburones. Su piel es suave y está recubierta por placas. No tiene escamas y presenta un entramado de poros electrosensitivos y de canales de mucosidad y de la línea lateral tanto en la cabeza como en el cuerpo. Su color varía desde el negro hasta el marrón grisáceo. Una de sus principales características es que su cuerpo se va ahusando hasta terminar en una cola muy larga semejante a un látigo. Pueden alcanzar generalmente tallas de alrededor de metro y medio. Su primera aleta dorsal (la de la espina) es móvil y se encuentra casi encima de las aletas pectorales mientras que la segunda dorsal es de pequeño tamaño y se encuentra fija. El esqueleto es cartilaginoso con la aparición de calcificaciones en algunas zonas. Presentan una válvula espiral y al igual que el resto de condrictios, carecen de vejiga natatoria. Poseen una mandíbula primitiva, ya que el cartílago palatocuadrado que forma parte de la mandíbula superior está fusionado con el resto del cráneo y así estos peces no pueden mover las mandíbulas como los tiburones y las rayas. Este tipo de suspensión mandibular se denomina holocefalia u holostilia y es el principal rasgo diferenciador entre este orden y el resto de condrictios. Por ello a las quimeras también se les denomina holocéfalos. Carecen de opérculo y al contrario que en los tiburones el aparato branquial se sitúa debajo del cráneo en vez de detrás y por ello el agua necesaria para la respiración es aspirada por las narinas y no por la boca. La dentición esta formada por placas moledoras a modo de pico o provistas de protuberancias. 
Los órganos sexuales de los machos son los pterigopodios al igual que en el resto de peces cartilaginosos, que usan para transmitir el semen a la hembra. Sin embargo los machos también presentan un órgano copulador secundario retráctil, llamado maza, que se sitúa en la cabeza. Se cree que este órgano cefálico se usa para sujetarse a la parte posterior de la aleta pectoral de la hembra durante la inserción del órgano copulador principal en su cloaca. Esto explica el diformismo sexual de estos animales  en los cuales la hembra presenta un mayor tamaño que los machos. Además estos últimos también presentan una serie de estructuras prepélvicas similares a los órganos copuladores pero su función todavía no ha sido descubierta. Los holocéfalos son ovíparos y realizan la puesta en estuches correosos en forma de frasco, huso o de renacuajo. Además otra características de estos peces es que las aberturas anal y urogenital se encuentran separadas. Las quimeras son los únicos vertebrados que presentan un tercer par de extremidades vestigial.
Las quimeras habitan a grandes profundidades (de alrededor de 2500 metros) en aguas frías de los taludes continentales o en los fondos oceánicos. En raras ocasiones se le puede encontrar a profundidades de 200 metros, sobre todo en determinadas especies. Esta distribución tan remota ha hecho que la interacción con el hombre haya sido casi nula y explica la falta de estudios sobre estos vertebrados. Las quimeras nadan con rápidos movimientos ayudándose de sus aletas pectorales o bien se desplazan con lentos movimientos laterales de cola. Se alimentan de pequeños peces, invertebrados de caparazón duro o cefalópodos.


En la actualidad solo han sobrevivido tres familias de quimeras, que están distribuídas por los mares templados y tropicales del mundo:
  • Chimaeridae: forman parte de esta familia las quimeras de nariz corta o quiméridos. A su vez esta comprende los géneros Hydrolagus y Chimaera, con un total de 21 especies que se distribuyen por los océanos Pacífico y Atlántico. Los rasgos característicos son la presencia de una cabeza grande, el hocico corto y romo y un cuerpo ahusado hasta acabar en una cola larga y fina, a menudo con un filamento.       Ej. la Hydrolagus colliei o quimera manchada. Habitante del noreste del Pacífico. Reconocible por sus pintas, por sus aletas triangulares extendidas como en un aeroplano y por su color plateado y bronceado con brillantes destellos. Es depredada por tiburones como el cazón, por osteictios como el halibut o por aves como el arao. Se pueden encontrar en profundidades de hasta 3000 metros. Sus ojos de color esmeralda con semejantes a los de un gato. A diferencia de muchos de sus parientes pueden ser criados en acuarios. Poseen dos líneas oscuras en los flancos mientras  que las aletas pectorales son más bien transparentes. Se alimentan de gusanos, crustáceos con caparazón, gambas, estrellas de mar y pequeños peces. No son agresivos ni peligrosos aunque su espina puede provocar heridas. No es un pescado comercial.


  • Callorhynchidae: son las denominadas quimeras de nariz de pala o calorrínquidos. Habitan en el hemisferio sur, principalmente frente a las costas de África, Sudamérica, Nueva Zelanda y Australia. Comprende al género Callorhynchus, que a su vez está formado por cuatro especies (algunas más pelágicas que otras). Se distinguen de por la forma del hocico (de pala o arado), que se ha desarrollado de tal forma que un órgano sensorial muy importante. Tiene numerosas terminaciones nerviosas que le permiten buscar alimento en situaciones de penumbra o completa oscuridad. Este hocico es móvil y flexible.Sus presas suelen ser pequeños peces e invertebrados.                          Ej. el Callorhynchus callorhynchus o pejegallo, habitante del cono sur, distingible por su hocico ganchudo, su coloración plateada y su cuerpo alargado.

  • Rhinochimaeridae: también llamadas quimeras de nariz larga o rinoquiméridos. Reciben este nombre por la extensión larga, recta y puntiaguda de su hocico. Este también les sirve como a la familia anterior como órgano sensorial. Hay tres géneros (Rhinochimaera, Harriotta y Neoharriota) y un total de seis especies descubiertas. Esta es la famila de costumbres más abisales, siendo su hábitat los taludses continentales y las plataformas de casi todos los océanos.                                                                           Ej. el Neoharriotta pinnata, o quimera de aleta de hoz está  localizado en la costa occidental africana. No es muy común y puede alcanzar un máximo de 127 cm. Es uno de los rinoquiméridos que ocupa aguas más someras (200-470 m). Es reconocible por su coloración parda, su hocico estrecho y ligeramente aplanado con un filo romo, por sus pequeñas piezas dentales, por sus anchas aletas pectorales, por su aleta anal curvada y por su cola más ancha que otras quimeras peto con una terminación en filamento. Se alimenta fundamentalmente de cangrejos y peces demersales. Abarca desde las costas de Namibia hasta el Sáhara Occidental.

Aún queda mucha labor por delante para poder entender los mecanismos que rigen la vida de estos seres que a simple vista no desentonarían en una película de ciencia ficción. Se sabe gracias a la paleontología que en épocas pasadas estos condrictios eran mucho más numerosos de lo que son ahora. Animales como estos, los tiburones, los celacantos o los cocodrilos son la clave para poder entender el pasado y así poder predecir y comprender el funcionamiento de los procesos futuros. Por ello hay que conservar y entender a estos verdaderos fósiles vivientes.






  
                                                                               



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